
Inglaterra ha sido históricamente una de las economías más poderosas del mundo. Desde la Revolución Industrial del siglo XVIII, el país ha liderado el desarrollo tecnológico y comercial, estableciendo un modelo de crecimiento basado en la innovación y el comercio internacional.
Actualmente, Londres es uno de los principales centros financieros globales, con la Bolsa de Valores de Londres y numerosos bancos internacionales con sede en la ciudad. Además, la economía inglesa se basa en sectores como la tecnología, la educación y la manufactura.
A pesar de los desafíos recientes, como el Brexit y la pandemia, Inglaterra sigue adaptándose a un mundo globalizado. La inversión en energías renovables, la inteligencia artificial y la educación superior aseguran que el país mantenga su relevancia económica en las próximas décadas.